sábado, 16 de septiembre de 2017

La infinitud del perdón (Mt 18, 21-35)

“Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?...”. La pregunta de Pedro a Jesús es una muestra de que los humanos no estamos dispuestos, quizás preparados, para perdonar cualquier ofenda, o las veces que hagan falta, sino que marcamos nuestra paciencia y nuestros topes con un número determinado de ofensas o una acción concreta que creemos imperdonable… Para todo tenemos límites, incluso para la bondad y el actuar con desinterés.
Era conocido que los rabinos, sumos sacerdotes… (Clases altas dedicadas al Templo) tenían un número determinado de ofensas que podían perdonar, eran hasta cuatro, por tanto el número de ofensas que le marca Pedro a Jesús ya superaba la bondad establecida por el Templo. Pero Jesús no se queda ahí, Él no tiene marcas ni límites para el perdón y la misericordia. El número siete ya significaba totalidad pero va mucho más allá: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”.
Los cristianos tenemos que tener un sentido divino del perdón, y el sentido divino del perdón es la infinitud, porque no hace falta ser cristiano para perdonar, de hecho hay personas que viven a nuestro lado constantemente y que, sin creer en Dios, demuestran una ética digna de reconocimiento y una actitud benévola con aquellos que les hacen mal. La diferencia de la actitud de una buena persona y la de un cristiano es que este último ha de verse reflejado en el modo de actuar de Jesús, de Cristo, a la hora de obrar. Ahí radica la dificultad de ser cristiano pero también es dónde está la grandeza de los hijos de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario